Prohíben la venta de elefantes para circos y zoológicos de todo el mundo
En la Conferencia Mundial de la Vida Silvestre, que se llevó a cabo en el vigente año en Ginebra, se adoptaron varias decisiones que promueven la conservación y el uso sostenible de la vida silvestre en todo el mundo.
La Conferencia revisó las reglas comerciales para docenas de especies de vida silvestre que están amenazadas por el comercio inestable vinculado a la sobreexplotación, la pesca excesiva o la caza excesiva. Estos iban desde peces y árboles comercialmente valiosos hasta mamíferos carismáticos como jirafas, anfibios y reptiles vendidos como mascotas exóticas.
La más sonada fue la prohibición del transporte de elefantes vivos fuera del área de distribución de la especie salvo en casos muy excepcionales. Sólo podrán movilizarlos con motivos de conservación avalados por el Comité de Fauna y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Antes, los elefantes africanos de origen silvestre pueden ser exportados en vivo con fines comerciales a otros países fuera de su área de distribución natural, a lo que se define como destinatarios "apropiados y aceptables". La falta de concreción de esta definición de destinatarios dejaba abierta la opción de que los animales terminasen en destinos inapropiados y con poco control.
En los últimos años, el comercio de ejemplares vivos había aumentado. Así, por ejemplo, entre 1990 y 2017 al menos unos 1.774 elefantes han sido extraídos de la naturaleza, 583 de ellos con destino a circos y otros establecimientos de exhibiciones y 331 a zoos, la mayoría a China, Estados Unidos y México, de los cuales se estima que unos 200 elefantes eran jóvenes. Mientras que entre 2009 y 2016 apenas se llegaba anualmente a una veintena de elefantes exportados, en 2017 se dispararon las cifras hasta los 200 ejemplares, poniendo en alerta a la comunidad conservacionista internacional arrojando dudas sobre las motivaciones reales de este tipo de comercio.